Los cristales son una de las partes más importantes en la apariencia, la seguridad y el mantenimiento del bienestar dentro de un edificio. Por eso, es crucial saber cómo protegerse de los peligros de los cristales rotos, así como ir un poco más allá y prevenir que pase nada grave.

Un cristal roto tiene muchas repercusiones que pueden ser nocivas para la convivencia en sus interiores, tanto en residencias como en oficinas. Algunas son más evidentes que otras:

  • Heridas leves o graves por contacto con el cristal.
  • Caída de trozos del cristal, que pueden volverse muy problemáticos en edificios altos con acceso a vías transitables.
  • Empeora la imagen de la empresa, dando una impresión de dejadez si los cristales permanecen rotos durante mucho tiempo. 
  • Repercute en un aumento significativo del consumo energético de las estancias, sobre todo en los momentos más calurosos o fríos del año.
  • Reducción de la privacidad de los habitantes o trabajadores en el lugar donde ha ocurrido el incidente.
  • Alteración en la productividad diaria de cualquier persona que tenga acceso inmediato a la ventana afectada.

El cristal roto es uno de los materiales que más cortan en un accidente, y por eso hay que evitar tocarlo de forma directa a toda costa. Durante la limpieza de los restos del cristal, será indispensable hacerlo con algún utensilio alargado, como una escoba y un recogedor. 

El peligro de no reparar un cristal roto a tiempo

Además de todas las repercusiones inmediatas en la rotura de un cristal, también existe una razón de peso por la cual este debería cambiarse lo antes posible. 

Según un estudio de James Q Wilson publicado en los años 70, un cristal roto puede desencadenar intentos de vandalismo, ya sea durante la noche o en fines de semana. Al fin y al cabo, cuando se deja un cristal roto, se transmite un mensaje de dejadez a los viandantes por parte de los propietarios, demostrando que el edificio no está siendo cuidado o vigilado. En algunos casos, esto representa una carta blanca para que los vecinos y vándalos decidan pagar sus frustraciones con el resto de la edificación, resultando en más cristales rotos y en vandalismo.

Por tanto, la reparación del cristal, o incluso la instalación de algún sistema de protección preventiva, podría ser la mejor solución para evitar más destrozos: rotura de otros cristales, basuras en los accesos o incluso de pintadas de grafitis. Si esto ya ha ocurrido alguna vez, es importante apostar por la prevención. 

Las láminas de seguridad como medida de protección

En el caso de que haya cristales que estén sujetos a cierto riesgo de rotura, puede ser una buena idea instalar láminas de seguridad en los cristales, que además aportan muchas ventajas de protección al cristal:

  • Si los cristales se rompen, quedarán adheridos a la lámina. Esto evitará que caigan al suelo y que causen lesiones a los transeúntes o a las personas de dentro de la estancia.
  • Aumentan la resistencia al fuego del propio cristal, frenando su progresión en un incendio.
  • Limitan los riesgos de robos, intrusión y vandalismo, añadiendo una capa extra de protección para dificultarlos. 
  • Protegen de la radiación solar y aumentan la eficiencia energética, consiguiendo proteger el mobiliario y mejorando el bienestar de las personas que hay en el interior.
  • Son fáciles de instalar e invisibles, por lo que se pueden sustituir rápidamente tras una rotura.

Para protegerse de los peligros de cristales rotos, tanto en casa como en el trabajo, las láminas de protección y seguridad SafetyZone pueden ser una solución eficaz y duradera.